Hola Amigos…. el domingo pasado mientras yo ponía pie a tierra en la Maratón de Montaña Marimurumendi celebrada en Beasain y volvíamos andando al punto de avituallamiento donde el resto del grupo nos esperaba, Pablo Rojo se debatía entre la vida y la muerte debido a que su corazón decidió pararse sin dar explicaciones.

Asistimos en primera línea a las labores de reanimación que una y otra vez sin descanso y con un ímpetu fuera de toda duda intentaron los miembros De la Cruz Roja. En el momento entendimos que los más de 30 minutos sin pulso que pasó Pablo le pasarían factura y que sería un muro muy difícil de superar. Con el nudo en la garganta hemos vivido toda la semana hasta que ayer Pablo nos dejo de forma injusta y sin previo aviso.

Evidentemente no conocía a Pablo, pero por lo que he leído estos días era un hombre de 52 años casado, con dos hijos, vecino de Beasain…. es decir un tío normal, con lo difícil que es ser normal en estos tiempos. Un tío que supongo tendría el mismo sueño que tenemos todos los que practicamos este u otro deporte…entrar con una sonrisa de oreja a oreja en ese último kilómetro que te da la vida, que te llena la vida, que te refuerza la vida. En el caso de Pablo además con la recompensa añadida de hacerlo en su casa delante de su gente con sus dos hijos y su mujer esperándole. Ese último kilómetro no llego y supongo lo imposible que será explicarle a los dos niños que su padre salió una mañana de julio a hacer deporte y el deporte que te da la vida le ha quitado la vida. Es imposible explicarlo pero es la propia vida.

Al final un deporte donde trabajamos tanto la musculatura, un músculo llamado corazón ha decidido que la vida de Pablo llegue a su final, paradoja triste paradoja. Y encima ha decidido que llegue a su final en un entorno absolutamente fantástico en las montañas de su Beasain, lugar rodeado de paz, de belleza de singularidad, lugar de tremendo orgullo para los lugareños que lo defienden y lo muestran con orgullo, allí el alma de Pablo reposará para siempre de manera injusta y precipitada pero para siempre. Porque cuando llega ese momento y toca la justicia no existe.

Estamos asistiendo en estos tiempos a infinidad de ciclistas que están siendo atropellados por coches o a runners, futbolistas o deportistas en general, que sufren desfallecimientos, sigo creyendo que por pura estadística siempre puede darse estas circunstancias inexplicables para la vida, pero también tengo clara y reforzada mi creencia que esto en general, da vida y llena la vida por difícil que sea ahora mismo pensarlo y asumirlo cuando Pablo no está entre nosotros.

El domingo pasado vivimos un momento fatal (Alberto incluido), vivimos una escena de las que no se olvidan, de las que reposan en tu cabeza, de las que asomaran seguro cuando nos pongamos las zapas, de las que nuestra cabeza nos pedirán explicación una y otra vez, de las que trataremos de explicarnos, sin encontrar respuesta. Una enseñanza para nosotros pero sobre todo para Alberto de lo que es la propia vida, parece larga y eterna pero es un suspiro, parecemos eternos pero estamos siempre en el filo, parecemos indestructibles pero somos frágiles cuando la vida decide que es la hora.

No se me va de la cabeza Pablo y esa escena final y no se me va de la cabeza sus hijos esperando en ese último kilómetro la llegada de un padre orgulloso por lo conseguido, por haber sido profeta en su tierra por haber vencido las interminables montañas de su fantástica tierra. Y no se me va de la cabeza como esos niños podrán entender algún día que el pecado de su padre fue hacer deporte, sentirse mejor, vencer sus miedos, para generar sus propias sensaciones. Creo que ellos solo podrán entenderlo haciendo lo mismo que un día hizo su padre, salir a esas montañas para encontrar en sus cabezas las respuestas a un final tan injusto. Solo Marimurumendi tiene la explicación a este terrible final.

Sabéis que siempre termino mis post con un hastag de #lavidamola y sigo diciendo que mola, hoy menos está claro, pero mola. Pero a veces, la vida nos arrea un puñetazo con fuerza para recordarnos que nosotros no mandamos, que manda ella y que por fuertes que nos creamos estamos en sus manos hasta que ella quiera. El Trail al final es como la propia vida, por mal que te sientas, por cansado que parezcas, por pocas fuerzas que tengas …. como la vida tienes que seguir mirando hacia delante buscando el último kilómetro que llene tus depósitos de sensaciones.

Hoy #lavidamola …. pero menos …. hasta siempre Pablo no te olvidare.

#SONRI3

#RENDIRSENOESUNAOPCION